domingo, 12 de septiembre de 2010

Esclavos de nuestros derechos

Cuando estoy escribiendo este artículo se aprueba la reforma laboral.
No se cuando lo publicare, o si lo publicare, si se da esto último, será una reflexión que  hice y nadie conoció.
El estado de derecho otorga por ley o por negociación colectiva unos derechos. Estos, muchas veces, nos hacen esclavos de situaciones que no tienen posibilidad de mejora.
Ejemplos fuera y dentro de España hay muchos.
En Andalucía, no queremos que la gente abandone el campo. Creamos el P.E.R. y por cuatro duros no mejoran, no piensan en abandonarlo, se quedan donde están y todos contentos.
En otros países, el alquiler de la vivienda corre a cargo del estado en situaciones de paro.
Los alquileres  suben de precio. Si trabajo, no puedo pagarlo, o tengo menos dinero que parado.
El trabajo que tienes, no  te gusta. Además de mal pagado y lejos de donde vives.
Pero, como has consolidado una indemnización si te despiden, aguantas y cada día que pasa, te es más difícil pensar en un cambio.
Algunas veces me he preguntado porqué el P.P., cuando tuvo mayoría absoluta, no cambió situaciones laborales y sociales, que la patronal no se cansa de pedir.
¿Todos los derechos que tenemos los trabajadores nos los ganamos sindicalmente?
¿O algunos, aunque no los reivindicáramos, la patronal nunca los quitaría.?
¿Os imagináis que el gobierno mañana, declarara extinguidos los derechos de indemnización por despido.?
¿Os imagináis que un grupo laboral al día siguiente dejara de ir a trabajar, en un  sector esencial.?
¿Os imagináis que no volvieran a trabajar hasta que sus reivindicaciones fueran satisfechas.?
¿Como podríamos regular este tema sino tenemos ningún derecho que perder.?
Las relaciones democráticas sanas, se basan, a mi juicio, en que todo el mundo tiene que tener algo que perder.
En otro artículo anterior, ya comenté, como debe de ser a mi juicio la reforma laboral.
Parece ser que esta va en otro camino, pero a mi corto entender, es una variante, que no un camino nuevo, de relaciones más sanas.
Sigue habiendo dos clases de trabajadores.
Un día, los jóvenes se cansarán de formarse sin expectativas de futuro y todos, seguiremos esperando que una conversación como la siguiente tenga lugar.
-Padre
Hijo, por que no te preparas una oposición ahora que has terminado la carrera.
-Hijo
Papa, primero quiero probar en el sector privado, que ganare más dinero y viviré mejor. Para ser funcionario siempre tengo tiempo.

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