lunes, 11 de octubre de 2010

Descrédito

Se viven días difíciles en el ámbito político. Asistimos todos los días a la incertidumbre en el futuro, a la vacilación en las decisiones que conciernen a todos.
Esto es la crisis, principalmente: la quiebra del capitalismo financiero clásico, como modo de vida.
Convertir las instituciones financieras en un juego de casino sin regulación.
La nula responsabilidad ética de quien tenía la obligación de hacer las cosas bien y no lo hizo, deja como resultado el sálvese quien pueda.
Las instituciones que anclan la sociedad, siguen siendo las mismas que hace 2000 años, grupos de decisión y solidaridad que permiten consenso y estabilidad.
La familia, el municipio, las diferentes asociaciones a las que perteneces, tus amigos y conocidos en aficiones comunes, conforman esa sociedad que marcan un destino político en las instituciones.
Ya comenté en otro artículo, que, a mi entender, es el momento de cambiar la forma que tenemos de elegir a nuestros representantes políticos, porque lo que servía hace 30 años, donde el consenso estaba definido por décadas de dictadura, no sirve ahora.
Hay que acercar la elección de estos cargos a la sociedad real, interactuando con ella, no de espaldas a ella, (de ahí la frase que se lee en los medios, "no hemos sabido comunicar")
Quedó probado hace años, la capacidad de los medios de comunicación, para crear opinión, así como para definir que cosas son importantes y cuales no.
Lo no publicado no existe, es la máxima. Todo grupo de presión que se precie, debe de poseer en cartera un grupo mediático, prensa, radio, televisión.
Con estos medios ya estamos en disposición de influir, negociar y hacer que nuestros negocios, al amparo del poder, florezcan.
Si el poder político, además, pierde credibilidad, capacidad de decisión y se aleja del ciudadano medio y sus instituciones, que son su soporte natural,  todo sera mas fácil.
Internet esta poniendo el modelo antes descrito en serias dificultades.
La familia se esta redefiniendo y tomando por esta a todo grupo de individuos que tiene  la voluntad de serlo al margen de los dictados religiosos.
Los grupos ciudadanos comienzan a comentar estas situaciones de cambio como algo cotidiano.
Estos son, quizá, los momentos más duros, la travesía del desierto, pero seguro que la sociedad encontrará la solución.
Mucha gente se quedará por el camino, no supo adaptarse.







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